(En el tarro metimos diferentes sabores, trocitos de nueces, gominolas, lacasitos....)
Las respuestas fueran muy variadas, desde melón, cereales, chocolate...¿Les pasaría como a los protagonistas del cuento, que la luna les sabia a aquello que más les gustaba?
Sin duda, lo más bonito de todo fue ver la inocencia reflejada en sus ojos.
Aquí os dejamos el cuento por si alguno no lo conoce.
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